Palabras

28.11.19

Imagem por Free-Photos, sob licença Creative Commons


Rota otra vez, pero no quiero que lo sepa.


No quiero entrar en este loop infinito de “te amos” cansados y poco a poco vacíos, como si repetirlo pudiera sanarme una vez más.

Las palabras que salían de tu boca eran historias, como las varias que habías contado a tus amigos y familiares.

Me habías dicho que ella era muy diferente, pero la verdad era como yo, mientras ella representaba la vida, yo era la muerte. Un ying-yang al cual vos te metiste y ya no podías vivir sin.

Pero ella no es la culpable, vos sí, por insistirle y darle esperanzas. ¿Y qué restaba de mí? Caer en tus palabras ilusorias una vez más, porque te quería, porque soñaba en un futuro.

Un futuro que nunca deseaste.

Es por eso que me siento débil y torpe, por creer en tu dulce voz enmascarada. ¿Todavía la querés?

La corriente que vos mismo pusiste en mi cuello, estaba por abrirse y sé que no te gustaría el resultado.

Por eso decidí decirte adiós sin decírselo. 

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